
Mi nombre es Ana Cueto Eizaguirre y soy la presidenta de la Asociación Víctimas Contra la Impunidad de las Desapariciones Infantiles en Todo el Ámbito Nacional, (AVIDNA).
Esta asociación surge con la finalidad de realizar un trabajo de concienciación en las Instituciones españolas. La situación de las víctimas del delito reconocido internacionalmente como Desaparición Forzada, cometidos en España en un amplio periodo que va desde los años 40 hasta fechas tan recientes como finales de los 90, no está teniendo el tratamiento ni el reconocimiento debido en nuestras Instituciones Democráticas del siglo XXI.
La finalidad de éste Blog es compartir la trayectoria que emprendí, como tantas otras madres, en el año 2010, cuando toda la prensa empezó a publicar testimonios de otras víctimas. Un día, oyes una noticia, el testimonio de una mujer y, de repente todo empieza a cobrar sentido y es sorprendente la cantidad de detalles, de imágenes, de frases que recuerdas con toda claridad. De pronto descubres, que ese acontecimiento tan doloroso que habías vivido como algo intimo y privado, que te había tocado como una desgracia excepcional, ocurría con una frecuencia que escapa a la probabilidad estadística en un país con una sanidad moderna y avanzada.
Nadie elige voluntariamente ser víctima de este delito y, tampoco es algo que hubiéramos podido evitar, sólo era necesario ser mujer, joven y sana para ser candidata. Y así, embarazos sin incidencias y partos controlados sanitariamente en clínicas y hospitales, terminaban con el desenlace inesperado e inexplicable del fallecimiento del recién nacido. Un acontecimiento tan doloroso te sumerge en una pena de la que no se puede escapar y, se pierde la sensación de realidad, es una pesadilla de la que no puedes despertar y como en los sueños, percibes cosas que no eres capaz de entender, de atrapar, pero que están ahí, se agarran al subconsciente y te acompañan el resto de tu vida. No existe nada más doloroso ni más antinatural, que la pérdida de un hijo. Todo el que haya pasado por esta situación, sabe que nunca llega a superarse, sólo te acostumbras a vivir con ese dolor.
No hemos llegado al final de nuestras búsquedas por mucha angustia que sintamos cuando nos archivan judicialmente, nos deniegan la documentación, nos prohíben hacer exhumaciones o llegan los resultados de los cotejos de ADN y nunca dan positivo… con todo, no conseguirán desanimarnos, ¿qué mejor confirmación de que nuestros hijos están vivos que todo el esfuerzo que hacen desde las Administraciones para obstaculizar nuestras búsquedas?
No existe nada más doloroso ni más antinatural, que la pérdida de un hijo. De pronto descubres que ese acontecimiento tan doloroso que habías vivido como algo íntimo y privado, que te había tocado como una desgracia excepcional, ocurría con una frecuencia que escapa a la probabilidad estadística en un país con una sanidad moderna y avanzada.
Ana Cueto Eizaguirre
Presidenta de AVIDNA